Marx en el “Manifiesto Comunista” habla sobre el origen de las crisis, que por su repetición en el tiempo, ponen a prueba a la sociedad burguesa. Aunque estudió varios aspectos, nunca llegó a realizar un examen completo sobre las crisis.
Las crisis están determinadas por las fuerzas económicas. Esto hace que sean fenómenos muy complejos. Marx definió a la crisis real como “aquella que puede explicarse sólo por el movimiento real de la producción capitalista, de la competencia y del crédito”, entendiendo por competencia y crédito; toda estructura de organización de los mercados y el mecanismo financiero que hace que la economía real sea más complicada que los sistemas tipo.
Los marxistas dedicaron gran atención a las crisis, ampliando algunos aspectos. En cuanto a la producción simple de mercancías y de las crisis, la moneda es un medio de circulación bien aceptado, llegando a convertirse en algo necesario para la sociedad. La función y el objetivo del dinero es dividir el acto del cambio en dos partes separadas en tiempo y espacio. El uso de la moneda permite vender un producto cuando está terminado y comprar según la satisfacción del consumidor lo que necesita. Así se ahorra tiempo y hace posible la verdadera especialización que es la base de la productividad.
La organización de la producción por medio del cambio privado conlleva la posibilidad de una crisis de tal magnitud que sería inconcebible en una economía más simple, en la que el trabajo estuviera organizado y los productos fuesen compartidos bajo la dirección de una sola autoridad.
Es complicado descubrir las razones por las que los productores han de seguir una conducta desorganizada en una sociedad de producción simple de mercancías. Lo más probable es que un desastre, como una guerra o una catástrofe natural puedan interrumpir la circulación de las mercancías en condiciones de una producción simple.
En este sentido, el atesoramiento es una explicación factible de una crisis en las circunstancias anteriormente citadas. Por ello, el fin del atesoramiento es más común en condiciones próximas a la producción simple de mercancías que en sociedades más avanzadas. Este atesoramiento tiene lugar de una forma gradual y en un largo período de tiempo. En cuanto a la circulación de mercancías-dinero-mercancías (M-D-M) tiene también las posibilidades de una crisis pero también significa que hay una producción para el consumo, y puesto que el consumo es fundamentalmente un proceso continuo, hay pocas razones para esperar suceda. Los economistas clásicos han demostrado su error de perspectiva histórica ya que no distinguieron entre la producción simple de mercancías y la producción capitalista ya que los teoremas basados en la producción simple de mercancías fueron erróneamente generalizados y aplicados a la producción capitalista.
Marx comprobó que la “Ley de Say”, que sostiene que una venta sigue a una compra por la misma cantidad y que de esta forma no puede interrumpirse la circulación M-D-M. La consecuencia es que no hay crisis ni sobreproducción, pero no era cierta, porque el hombre no está obligado a comprar sólo porque ha vendido. Para Marx, el dinero es el medio por el cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y diferentes, la venta y la compra, por la cual si uno vende y deja de comprar, el resultado es igual a crisis y a sobreproducción. El capitalismo convierte al modelo de producción simple de mercancías (M-D-M) en dinero-mercancía-dinero (D-M-D). Con esta forma de circulación, el capitalista concluye el proceso de producción con nuevas mercancías en el mercado que transformara en dinero, y que representan un valor de cambio pero en ningún momento han tenido un valor de uso. No debemos confundir a un simple obrero con el capitalista como tal, ya que el primero vende su fuerza de trabajo con el único objetivo de asegurar una afluencia de valores de uso para sí y para su familia. En cambio, el capitalista está interesado en elevar al máximo su tasa de ganancia como resultado de haber invertido su capital en el proceso productivo.
En cuanto a las posibilidades de crisis, hay que tener en cuenta que cualquier interrupción del proceso de circulación o cualquier retención del poder de compra, puede iniciar una contracción en el proceso de circulación que dará origen al fenómeno de sobreproducción y que se generará un descenso de la producción. Aunque para que se produzca una crisis no es necesario que la tasa de ganancia sea negativa, con un simple descenso de dicha tasa de su nivel ordinario es posible, porque se rompe con la continuidad del proceso productivo y se precipita la crisis. Los economistas modernos dividen a los capitalistas en dos secciones, la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de producción, y la de los poseedores de capital en dinero que suministran bajo la forma de préstamos a interés los fondos que los empresario necesitan para sus operaciones. Desde el momento que la tasa de ganancia cae por debajo de los tipos de interés, la circulación se interrumpe y se produce la crisis.
Para concluir, en lo referente a los dos tipos de crisis, hay que diferenciar entre las crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de ganancia y las crisis de realización. Desde el punto de vista del análisis causal, ambas crisis plantean problemas: por un lado se tienen en cuenta los movimientos en la tasa de la plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema del valor, y por el otro, se tienen en cuenta las fuerzas no específicas que tienden a crear un déficit general en la demanda efectiva de mercancías. En las dos situaciones, el punto de partida de la crisis es el descenso de la tasa de la ganancia.